lunes, 28 de noviembre de 2011

La primera mujer Ministra en Estados Unidos

Me he leído recientemente la biografía de la primera mujer en el gabinete de los Estados unidos, Ocupó el cargo de Secretaria de Trabajo y fue una mujer brillante. La biografía es una ventana a otras épocas desde principios de siglo hasta finales de cincuenta, pasando por los años veinte, la Gran Depresión, la Segunda Guerra Mundial, hasta los los albores de la llegada de John F. Kennedy al poder.
No obstante, el momento central es la larga década de F. D. Roosevelt en el poder y el programa del New Deal, programa del cual ella fue una muy importante artífice. Y el personaje central del libro, Frances Perkins, no deja a nadie indiferente.
Porque finalmente la fama y el honor han quedado solo para Eleanor Roosevelt, como imagen femenina del New Deal y de F.D. Roosevelt como presidente y mito durante décadas, creo que merece la pena leer y contar que también existió alguien como Frances Perkins.
Frances Perkins representa, a mi parecer, la esencia humanista de la economía mixta, del estado del bienestar y del capitalismo regulado. Para mí tiene un significado político y económico que va mucho más allá del hecho de que fuera mujer. Pero también significa para mí mucho como mujer, pues fue quien fue, cuando nadie se esperaba que las mujeres llegaran tan lejos y fueran tan capaces de hacer historia. Lo que hizo que fuera una persona diferente fue su particular combinación de humanidad, inteligencia y habilidad social para interactuar entre varios mundos y distintas clases sociales. Poco después de su graduación en una universidad femenina (en el College Mount Holyoke), Frances comenzó su vida profesional en Chicago y junto con ella sus primeros voluntariados en el trabajo social y la ayuda humanitaria. El trabajo social era su vocación y el medio en el que empezó su trayectoria – la settlement house o casa comunitaria de Jane Adams en Chicago, un medio estimulante en el que trabajadores sociales, estudiantes universitarios y activistas comunitarios vivían o que frecuentaban a cambio de trabajar con familias necesitadas. La Hull House de Jane Adams, ofrecía formación para el empleo (job training) y servicios de salud, cuidado de niños, una biblioteca y una caja de ahorros. También incluía un jardín de infancia, centro de cuidados diurnos, clases de inglés y ciudadanía americana y clubs para madres jóvenes, aficionados de la fotografía, aspirantes a artistas y músicos. Adams cultivaba a gente joven con ideas comunes haciendo que la reputación de la Hull House creciera rápidamente [Downey, K. the woman behind the new deal, pp. 19] 
Después de esta etapa en la que se mantuvo como profesora de ciencias en el colegio femenino Ferry Hall en Chicago, Frances tuvo la oportunidad de trabajar como secretaria general del Philadelphia Research and Protective Association, una organización sin ánimo de lucro que investigaba y denunciaba los casos de explotación sexual de las mujeres inmigrantes, en la que ejerció su papel con absoluta valentía y firmeza, con un sueldo de 50 $ mensuales con el que apenas podía sobrevivir.
Después su experiencia como trabajadora social, Frances llegó a la conclusión de que tenía que seguir formándose para poder defender con mayor rigor las reformas políticas y sociales necesarias en aquel momento.
Fue de las primeras mujeres en estudiar en una de las mejores universidades – la Universidad de Columbia de Nueva York – cuando éstas aún eran dominio exclusivo de los hombres. Probablemente fuera de las primeras mujeres que obtuviera el título de Máster en Ciencias Políticas.  Frances ocupó diversos cargos en diversas organizaciones que lucharon por la dignidad de los trabajadores y la seguridad en los lugares de trabajo. Fue una hábil lobista de la National Consumers League y posteriormente la directora ejecutiva del Committee on Safety o Comisión para la Seguridad en el Trabajo, una iniciativa creada para erradicar el peligro de incendio en las fábricas y lugares de trabajo, impulsada tras el horror del incendio de la fábrica textil de la Triangle Shirtwaist Company, en el que 146 personas perdieron la vida, siendo la mayoría de ellas mujeres inmigrantes judías e italianas. Frances presenció aquella tragedia en primera persona. Este hecho marcó su vida y fue un impulso más que hacia la actividad política.
En 1918 Frances fue elegida por el gobernador Demócrata de Nueva York Al Smith para trabajar como ejecutiva en la Comisión Industrial, un organismo público del Estado de Nueva York encargado de la inspección de las condiciones laborales en las fábricas de Nueva York. A Florence Kelley, directora de la National Consumers League y mentora de Frances Perkins se le saltaron las lágrimas al enterarse de la noticia. – Nunca pensé que llegaría a ver el día en el que alguien a quien hemos formado (en los ideales de justicia social de la National Consumer’s League), que sabe de las condiciones industriales, se preocupa por las mujeres y se preocupa por hacer las cosas bien, tuviera la oportunidad de trabajar para la Administración Pública –.


Frances Perkins ejerció diferentes cargos públicos que le permitieron cambiar las cosas. Llegó a ser Secretaria de Trabajo en la Administración de Roosevelt con una amplia lista de reformas políticas bajo el brazo, las cuales cumplió con rigor y resolución. Frances llegó al poder para hacer realidad una jornada semanal de cuarenta horas, el salario mínimo, las compensaciones a los trabajadores, las prestaciones por desempleo, la prohibición del trabajo infantil, un programa público de alivio del desempleo, la Seguridad Social para la jubilación, un servicio de empleo público revitalizado y un seguro público de salud. – Nada semejante ha sido realizado alguna vez en los Estados Unidos – le dijo Frances Perkins a Roosevelt cuando él le estaba ofreciendo el cargo. Nadie había llegado tan lejos en las garantías sociales que hoy día sencillamente damos por hecho.



Me entusiasma pensar que la nueva Secretaria de Trabajo de los Estados Unidos, una mujer de una familia de clase trabajadora y de origen latinoamericano, sea consciente de tal legado y muestre un valor y coraje semejante a la hora de abordar los problemas actuales, tal y como refleja en este emotivo artículo, porque en tiempos como éstos, en los que vemos cómo se deteriora el contrato social del Estado con los ciudadanos, necesitamos más que nunca que políticos comprometidos, con ideales, con valentía e inteligencia sean los que hagan frente a los desequilibrios de poder que vuelven a producirse. Políticos que elijan aprender de la historia en vez de repetirla. Políticos que tenga el suficiente coraje de cumplir sus promesas políticas y seguir el programa con el que se presentan a las elecciones. Políticos que nos devuelvan la confianza en el sistema de interacción social que significa la existencia del Estado democrático.
Por todo lo arriba expuesto, celebro la existencia de Frances Perkins y lo comparto con vosotros. Y por supuesto, a los que os guste la historia, os animo a que os leáis su biografía. Por ahora, solo disponible en inglés.



DOWNEY, K. The Woman Behind the New Deal. The life and legacy of Frances Perkins. First Anchor Book Editions (Random House) ISBN: 978 – 1 – 4000 – 7856 – 1
 
Fotografías sacadas de francesperkinscenter.org

1 comentario: